Desde que llegamos , el hermoso eucaliptus rojo nos cobijó, ahí, bajo él capeamos los primeros calores fuertes (no teníamos donde guarecernos, nada de nada.) y disfrutamos los mejores asados en familia y con amigos, también ha servido su follaje como protección del sol para los rododendros que hemos colocado bajo él y que florecen tan hermosos. Mi marido, al principio quería eliminarlo porque según opiniones externas el pobrecito tenía demasiados años y al primer invierno se vendría abajo, ahora está tan integrado a nuestro entorno y vidas que es parte principal en todo el día a día.
julio 22, 2009 a las 2:56 pm |
tu historia me paresio muy bonita espero que te valla muy bien en este lugar que te gusto tanto te deseo mucha suerte junto a quienes ye rodean.